Universidad de Guayaquil
Catálogo Bibliográfico

La Rebelión de las Masas

Por: Tipo de material: TextoTextoIdioma: Español Detalles de publicación: Universo, 1975Descripción: 275 pg. ; 11x16 cmClasificación CDD:
  • 301 - Sociología y antropología
Contenidos:
La Rebelión de las Masas.-¿Quién manda en el Mundo?.-Dinámica del tiempo.-
Resumen: Aún hoy en día, La rebelión de las masas, de José Ortega y Gasset, continúa generando reacciones diversas. Para unos, el autor español era un refinado filósofo, que en su obra de 1929 ya vaticinaba la llegada de los regímenes totalitaristas. Otros, en cambio, asocian su crítica de la sociedad con la tradición de Osvaldo Spengler. Pero Ortega no fue un antidemócrata sino un idealista decepcionado. Amargado, dio cuenta del ocaso de las democracias liberales de su tiempo: el ideal de libertad e igualdad proclamado en el siglo XIX pasó a ser tomado como algo natural en el siglo XX. Ya sea que se trate del derecho al voto, de la llegada de los automóviles o del progreso en la técnica y la medicina, todos los adelantos de la civilización son asimilados por el hombre moderno como lo haría un niño mimado, sin interesarse por los orígenes o su posterior evolución. Esta crítica sigue siendo válida en la actualidad. Siempre a través de nuevas imágenes y, a veces, con enunciados drásticos, Ortega denuncia la superficialidad, el conformismo y el menosprecio hacia el que piensa distinto. Pero lo cierto es que, de vez en cuando, su afinado diagnóstico de la época se asemeja a las charlas de tertulia: la masa son siempre los otros.
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La Rebelión de las Masas.-¿Quién manda en el Mundo?.-Dinámica del tiempo.-

1975

Aún hoy en día, La rebelión de las masas, de José Ortega y Gasset, continúa generando reacciones diversas. Para unos, el autor español era un refinado filósofo, que en su obra de 1929 ya vaticinaba la llegada de los regímenes totalitaristas. Otros, en cambio, asocian su crítica de la sociedad con la tradición de Osvaldo Spengler. Pero Ortega no fue un antidemócrata sino un idealista decepcionado. Amargado, dio cuenta del ocaso de las democracias liberales de su tiempo: el ideal de libertad e igualdad proclamado en el siglo XIX pasó a ser tomado como algo natural en el siglo XX. Ya sea que se trate del derecho al voto, de la llegada de los automóviles o del progreso en la técnica y la medicina, todos los adelantos de la civilización son asimilados por el hombre moderno como lo haría un niño mimado, sin interesarse por los orígenes o su posterior evolución. Esta crítica sigue siendo válida en la actualidad. Siempre a través de nuevas imágenes y, a veces, con enunciados drásticos, Ortega denuncia la superficialidad, el conformismo y el menosprecio hacia el que piensa distinto. Pero lo cierto es que, de vez en cuando, su afinado diagnóstico de la época se asemeja a las charlas de tertulia: la masa son siempre los otros.

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