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Lector, este libro no aspira a procurarte una visión general del arte de la pintura; no busques en sus laminas testimonios del arte prehistórico o del autóctono americano, o reproducciones de pinturas pertenecientes a las culturas asiáticas o de la antigüedad. Todas las obras aquí reproducidas pertenecen a una tradición que fue forjada durante la alta Edad Media en el Occidente de Europa, y que después se ha universalizado a través de su larga evolución. Es un arte que nació subordinado a la religion; los frescos de los templos románicos se proponían instruir en la fe, acrecentar el fervor. Tal había sido ya en el arte paleocristiano, y en el bizantino, la finalidad de los mosaicos, e igual función cumplirán todavía, en el arte renacentista o el barroco, las composiciones simbólico-ornamentales de las bóvedas y cúpulas.